viernes, 12 de febrero de 2010

POR SIEMPRE MÍO

-No importa mi nombre, no importa donde vivo, solo importa que estamos juntos, aquí y ahora- me dijo, y nos sumergimos en un beso eterno, un beso que sería para siempre.

Entonces la canción de "wake up" me despertó, dándome tal susto que me caí de la cama. Eran las siete de la mañana de un lunes y tenía que prepararme para ir a la universidad. Me sentí la más desdichada del mundo en ese mometo.-Todo ha sido un sueño- me dije. Sin embargo, estaba sgura de que había algo de realidad en ese sueño, pero ¿el qué?
No pude parar de recordarlo. Mi día había sido horrible desde que me desperté, y para colmo, tenía que irme hasta un barrio que no con ocía para coger el metro. Entonces me quedé paralizada en medio de la calle como si no pudiera despegarme del suelo:la escena del sueño se había desarrollado en el parque que estaba al lado de la parada. Lo reconocí por la curiosa estatua mitad hombre mitad perro que había en medio del parque, pero era imposible ya que nunca antes había estado en ese lugar. Decidí volver a casa, beberme un vaso de leche caliente e irme a dormir.

-Quédate a mi lado y si te vas, por favor, llévame contigo.
-No voy a dejarte. Te prometo que cada noche de tu vida te buscaré y los dos permaneceremos juntos.
Aquello no era suficiente para mi...
-¿Por qué por las noches? Yo quiero que formes parte de mis días también.
-Lo siento, pero eso no puede ser.
Me lo dijo con tanta frialdad que no fui capaz de contradecirle.
-Al menos dime tu nom...
No pude acabar la frase ya que sus labios se abalanzaron sobre los míos y su brazos me rodearon por la cintura como si no fuera a soltarme nunca.
Pero todo era mentira. Me desperté y él ya no estaba ahí. Sin embargo, mi corazón latía con tanta fuerza que creía qeu se me iba a salir del pecho.

No entendía nada. Estaba demasiado confusa. Nunca antes me había sentido así, tan bien, tan feliz... A partir de aquella noche trataba de dormir el mayor número de horas posibles para poder soñar con él. Era raro porque al día siguiente siempre veía algo que había estado presente en mis sueños, pero ya ni siquiera me preguntaba por qué. Solo quería que continuase, hasta que un día le vi. Iba con sus vaqueros rasgados, su camisa a cuadros y su pelo alborotado. Era él, estaba segura. Quise acercarme pero no fui capaz, ya que era demasiado cobarde como para jugar a perderle. Aunque fuera solo en mis sueños le tendría...
Me fui directa a casa. Me tomé el vaso de leche como todas las noches y entonces vi aquel botecito blanco de pastillas. No me lo pensé dos veces...
-Por fin. Ya nada nos podrá separar- le dije, mirando a lo que sería mi eterna y soñada realidad.
-Sí, estaremos juntos para siempre...

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